¿Cómo podemos cambiar la tez del acné y la rosácea?

Del Rosso, J.Q.
En el campo de la psoriasis, los avances en nuestra comprensión de la desregulación inmune y las vías fisiopatológicas han llevado a una revolución de terapias que han mejorado dramáticamente la vida de una miríada de individuos afectados. Los principales avances han sido con los agentes biológicos inyectables, aunque también se han puesto a disposición agentes orales y tópicos más nuevos o están en desarrollo formal. Más recientemente, ha surgido una tendencia similar con la dermatitis atópica (DA) con la liberación de un nuevo agente biológico y agente tópico en los últimos meses, y otros agentes que afectan vías fisiopatológicas específicas que parecen correlacionarse con manifestaciones clínicas de la enfermedad de Alzheimer. Tal mayor comprensión de los mecanismos de la enfermedad y los avances en el tratamiento son bienvenidos entre los médicos en dermatología ya que facilitan una atención óptima a corto y largo plazo de los pacientes.
Entonces, ¿qué está sucediendo recientemente con los verdaderos avances en la comprensión de la fisiopatología y el manejo clínico del acné y la rosácea que actualmente se están investigando? La fisiopatología de la rosácea y del acné están constantemente bajo escrutinio investigativo en busca de entender vías de formación de enfermedades que puedan correlacionarse con enfoques terapéuticos más específicos, tanto con monoterapia como con regímenes combinados.1,2 Aunque no estamos cerca de una etapa de desarrollo de agentes biológicos inyectables para el acné o la rosácea, existen algunos agentes que abordan diferentes modos de acción o alteran la administración de fármacos de formulaciones orales a tópicas.3 En el acné, los agentes en desarrollo formal que incorporan modos de acción únicos (MOA) incluyen un gel tópico liberador de óxido nítrico que exhibe propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas, y olumacostat glasaretil, un inhibidor de acetil CoA carboxilasa que modula la formación de sebo. La minociclina tópica, en evaluación como espuma y también como gel bifásico, podría ofrecer administración de minociclina a la piel para el acné, y posiblemente para la rosácea, evitando la exposición sistémica incluyendo el microbioma del tracto gastrointestinal (GI). El desarrollo de terapias que reduzcan o eviten la contribución a la resistencia a los antibióticos y las mejoras en la prevención y tratamiento de las cicatrices del acné son áreas de mayor foco tanto en el acné como en la rosácea.4-6
A continuación se destacan algunas áreas de interés y/o observación que pueden alterar la forma en que actualmente abordamos estas dos dermatosis faciales inflamatorias comunes. El acné se abordará primero seguido de la rosácea.
Tratar el acné más allá de la gravedad visible. En el acné leve a moderado, es importante magnificar la extensión clínica de las lesiones de acné más allá de lo que se ve. Esto se correlaciona con la utilización de una terapia más agresiva para cubrir áreas de enfermedad que exceden la gravedad del acné que se observa durante la visita de examen. Además, la presencia de cicatrices de acné justifica la necesidad de una terapia más agresiva, incluso cuando la gravedad actual del acné activo es leve.1 A menos que el paciente sea considerado candidato para la isotretinoína oral, es importante optimizar el tratamiento con un enfoque de terapia de combinación racional.7,8
Reconocer la importancia de la inflamación subclínica en el acné. En pacientes con piel afectada por acné, se presenta inflamación subclínica previa a la aparición tanto de lesiones visiblemente no inflamatorias (comedonales) como visiblemente inflamatorias.1 Es importante considerar el uso de la terapia tópica combinada para abordar tanto los efectos antimicrobianos como las múltiples actividades antiinflamatorias.1,7,8
Evaluar Duración del Uso de Antibióticos en Acné. Datos de un estudio han demostrado que el acné se trató durante al menos 6 meses, y al menos 12 meses, en aproximadamente dos tercios de los pacientes y un tercio de los pacientes, respectivamente, antes de progresar al uso de isotretinoína oral.9 Se ha sugerido que el uso de antibióticos orales se limite a la menor duración posible con el fin de reducir los riesgos asociados a la resistencia a los antibióticos.4,5 Es posible que sea necesario reducir el umbral para el uso de isotretinoína oral en muchos pacientes con el fin de alcanzar este objetivo y lograr una eliminación óptima del acné inflamatorio persistente.
Categorizar y manejar la rosácea en función de las manifestaciones clínicas actuales. Ha llegado el momento de ir más allá de la categorización de la rosácea por subtipos.10,11 Los pacientes individuales pueden responder de manera diferente a desencadenantes específicos y las presentaciones clínicas de la rosácea exhiben una marcada variabilidad interpaciente. En consecuencia, es importante correlacionar la terapia para la rosácea con las características individuales que se observan clínicamente.11 Desde una perspectiva de terapia médica, el tratamiento de la rosácea papulopustular justifica una combinación de un agente dirigido contra lesiones papulopustulares (es decir, metronidazol tópico, ácido azelaico tópico, ivermectina tópica y/o dosis subantibiótica oral doxiciclina) y un alfa-agonista tópico dirigido contra el eritema facial no transitorio persistente (es decir, brimonidina, oximetazolina). Se pueden integrar dispositivos físicos para el tratamiento de telangiectasias y eritema facial.
En la actualidad, aunque existen agentes en desarrollo para el acné y la rosácea, nuestra capacidad para mejorar los resultados de manejo dependerá de alterar y optimizar nuestros enfoques de tratamiento utilizando los agentes que actualmente tenemos disponibles. Esto incluye el uso de regímenes combinados y un manejo más agresivo más temprano durante el curso de la enfermedad. Será importante que la investigación aumente en el desarrollo de agentes más nuevos que aborden los nuevos MOA, que puedan integrarse para optimizar la terapia de combinación, y que reduzcan o eviten la resistencia a los antibióticos.
James Q. Del Rosso DO FAOCD FAAD
Director de Investigación JDR Dermatology Research, Las Vegas, NV Dermatología y Cirugía Cutánea Thomas Dermatología, Las Vegas, NV
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